El desequilibrio energético y el desequilibrio de la energía vital son conceptos que provienen de enfoques holísticos y ancestrales de la salud, y cada vez más están siendo considerados por la medicina integrativa por su impacto real en el cuerpo físico, emocional y mental.
Veamos cual es la diferencia
Desequilibrio energético

Se sufre cuando no se logra mantener un equilibrio entre la energía que se consume a través de los alimentos y la energía que se gasta a través de la actividad física y las funciones corporales.
Este desequilibrio puede manifestarse como sobrepeso, obesidad, o en algunos casos, desnutrición.
Cuando se sufre un desequilibrio energético, el cuerpo y la mente empiezan a mostrar señales muy claras, aunque a veces las personas no las reconocen como tal. Aquí te dejo una descripción de lo que ocurre en distintos niveles cuando ese equilibrio interno se rompe:
A nivel mental y emocional:
Sentís confusión, ansiedad o pensamientos repetitivos.
Emociones desbordadas o bloqueadas (llanto sin motivo, enojo contenido).
Dificultad para concentrarte o tomar decisiones simples.
Sensación de que algo “no está bien” aunque no haya una causa visible.


A nivel físico:
Cansancio inexplicable, agotamiento al despertar.
Dolores musculares o articulares sin razón médica clara.
Tensión en cuello, hombros, espalda baja (zonas donde se acumula la energía estancada).
Problemas digestivos, cambios en el sueño o ritmo cardíaco alterado.
A nivel energético/vibracional (más sutil):
Sentís que estás “fuera de vos”, desconectada de lo que hacés.
Te cuesta disfrutar, agradecer o simplemente estar en el presente.
Percibís ambientes cargados o te afectan más las emociones de otros.
Bajás tu frecuencia, y eso se traduce en pensamientos pesimistas o pérdida de vitalidad.

Que desencadena el desequilibrio energético?
Exceso de estrés o vivir en estado de supervivencia (alerta constante).
Traumas o situaciones emocionales intensas no procesadas.
Ambientes artificiales, aislados de la naturaleza o sobrecargados tecnológicamente.
Alimentación pobre en nutrientes sutiles (electrolitos, minerales, enzimas vivas).
Falta de contacto humano auténtico y de conexión con lo esencial.
Desequilibrio de la Energía Vital

La energía vital es la fuerza que sostiene la vida. No es solo energía física (como la que viene del alimento), sino una energía sutil que te permite estar en presencia, en conexión, en armonía interna.
Cuando hay desequilibrio en esta energía:
Sentís agotamiento crónico, aunque duermas o comas bien.
Hay desconexión con el propósito, con lo que da sentido.
El cuerpo no logra autorregularse: aparecen inflamaciones, desórdenes hormonales, enfermedades autoinmunes.
A nivel celular, se refleja como despolarización o pérdida de carga bioeléctrica
¿Qué lo causa?
Traumas emocionales no resueltos.
Estilos de vida artificiales (pantallas, luz azul, falta de naturaleza).
Alimentación desnaturalizada.
Falta de contacto humano auténtico.
Exceso de información y desconexión con lo esencial.


¿Como se recupera?
Volviendo a conectar con el cuerpo y la naturaleza (baños de mar, tierra, silencio).
Reordenando la energía emocional (terapia, respiración, liberación).
Ingesta consciente de minerales y electrolitos naturales (como en tu sistema).
Prácticas que restablecen el flujo: meditación, yoga, sonido, movimiento consciente.
¿Qué desencadena el desequilibrio de la energía vital?
Traumas emocionales no resueltos
Cada experiencia dolorosa que no se procesa deja una “marca energética”.
Estas marcas bajan tu frecuencia, fragmentan tu campo vital y te desconectan de tu esencia.
Vida sin propósito o sin conexión con el alma
Vivir en piloto automático, sin amor por lo que hacés, va drenando tu energía vital día a día.
La energía vital fluye cuando lo que hacés está alineado con tu verdad.
Entornos artificiales y tóxicos
Estar lejos de la naturaleza, rodeada de pantallas, ondas, luces frías, ruidos, etc., debilita el campo energético humano.
El cuerpo necesita elementos vivos (sol, tierra, agua pura, aire real) para regenerarse.
Alimentación desnaturalizada
Los alimentos ultraprocesados, desvitalizados o contaminados no nutren, solo llenan.
Sin minerales esenciales, enzimas y estructura viva, el cuerpo pierde magnetismo celular.
Relaciones tóxicas o vínculos que drenan
Interacciones constantes con personas que demandan, critican o manipulan pueden agotar tu campo energético.
La energía vital necesita circular en un entorno de respeto, afecto y autenticidad.
Exceso de información y falta de silencio
Estar siempre expuesta a estímulos digitales fragmenta la atención, sobrecarga el sistema nervioso y desconecta del centro interno.
El silencio, el vacío, son esenciales para restaurar la energía vital.
¿Cómo se siente este desequilibrio?
Sensación de vacío o insatisfacción constante.
Pérdida de entusiasmo, incluso por lo que antes amabas.
Desconexión del cuerpo (no sentís placer, intuición o señales internas).
Enfermedades que no sanan con tratamientos convencionales.

Recuperar la energía vital es más que descansar: Es volver a habitarte, reconectar con la Tierra y con tu verdad más profunda.
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